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El asesino de Lumbreras dejó 14 muestras de su ADN en el arma, la casa y el cadáver

Shalva E., de 23 años, incluso dejó una huella en el bote de insecticida con el que golpeó al fundador de Lambda – El estudio exonera al segundo detenido

Hasta 14 muestras de ADN del presunto homicida ha logrado aislar la Policía Nacional en el escenario criminal que dejó a su paso Shalva E., de 23 años, la noche que supuestamente mató a Fernando Lumbreras, primer presidente en València del colectivo Lambda y uno de los principales activistas LGTBI valencianos desde hacía décadas. Todas ellas son directamente incriminatorias. Y en la mayoría, los especialistas del laboratorio de ADN de la Policía Nacional en València han encontrado el perfil biológico del presunto asesino mezclado con el de su víctima, lo que aumenta el grado de inculpación de Shalva, cuya defensa se presenta harto complicada.

La jueza de Instrucción número 8 de València, que lleva el caso, recibió a mediados de diciembre el informe policial a partir de los análisis biológicos realizados sobre las muestras tomadas en la escena del crimen el día que fue encontrado el cuerpo de Fernando, el 5 de diciembre de 2018.

El autor del crimen, que claramente tenía la intención de robar, golpeó en reiteradas ocasiones a su víctima, que tenía 60 años, con un bote de insecticida. Después, lo inmovilizó atándole las manos a la espalda con el cinturón granate del batín de Lumbreras, al que anudó un jersey de color mostaza, también de la víctima, que usó para rodearle el cuello. A continuación, le estranguló con una cuerda que le ligó también alrededor del cuello, causándole la muerte en pocos minutos.

Cuando la Policía entró en la casa, dos días más tarde, el equipo de Científica inició la inspección ocular durante la cual tomó numerosas muestras biológicas y buscó huellas y los agentes de Homicidios comenzaron a tomar declaración a vecinos y conocidos de la víctima.

Un acusadora huella en sangre

Días después, fue identificado de manera inequívoca el supuesto homicida, ya que había dejado una huella dactilar, impresa sobre la sangre de la víctima, que llegó a su mano por transferencia, en la superficie exterior del bote de insecticida con el que le golpeó una y otra vez.

Tal como informó en su momento en exclusiva Levante-EMV, Shalva, de origen georgiano aunque llevaba años en España, fue detenido el miércoles, 16 de enero de 2019, exactamente mes y medio después del asesinato del fundador de Lambda. Una semana después era arrestado un joven valenciano, de 19 años, Víctor L. G., por supuestamente haber ayudado de algún modo a Shalva.

Víctor ni siquiera llegó a ingresar en prisión porque desde el primer momento explicó a la jueza que se limitó a acudir al entorno de la casa de Lumbreras, sin saber lo que había ocurrido y solo porque su amigo Shalva le llamó a las 19.48 de la tarde de aquel 3 de diciembre pidiéndole que acudiese a la calle Julián Peña, 9, de València, domicilio de Fernando. Ni siquiera se vieron en ese momento, porque Shalva tenía apagado su teléfono. Y no fue hasta días después cuando le contó que había matado a Fernando.

El estudio del teléfono móvil de Víctor L., cuya defensa ejerce el letrado valenciano Vicente Boluda, ha confirmado punto por punto esa declaración. Pero también lo ha hecho el informe de ADN, ya que no se ha encontrado ni una sola muestra del joven en el interior de la casa de Lumbreras, lo que lleva a la jefa de Homicidios a afirmar en su informe que ese hecho «apunta a que lo más probable es que no llegase a subir». Así las cosas, el letrado de Víctor pedirá que la exoneración de su cliente, por cuanto entiende que no ha participado de ningún modo en los hechos.

Restos de ADN en media casa

Para quien ha resultado demoledor ese informe es para Shalva, quien continúa en prisión desde el 19 de enero de 2019, adonde lo envió la jueza de Instrucción número 13 de València, en funciones de guardia ese día.

Según ese informe, Shalva dejó restos de su ADN, casi todos ellos mezclados con el de la víctima, en la mancha de sangre sobre la que quedó impresa su huella en el insecticida, pero también en el mango de un cuchillo con sangre de Lumbreras hallado en el pasillo de la casa; en los nudos del cinturón del batín y del suéter mostaza utilizados para maniatarlo; en las manchas, con sangre de la víctima, que dejó al tocar con su mano la manilla interior de la puerta principal del piso, el marco de la que da acceso a la cocina y el pomo de la puerta de la habitación de Fernando; en las manchas de sangre en la sábana de la cama sobre la que fue encontrado el cadáver tumbado bocaabajo; en varios pañuelos usados que estaba tirados por el suelo; en los genitales de la víctima; en la sangre que Fernando tenía en sus muñecas, producida por las fuertes ataduras; en las prendas que vestía; en la cuerda atada en torno a su cuello con la que fue estrangulado; y, por último, bajo las uñas de todos y cada uno de los diez dedos de las manos de la víctima, transferido desde la piel de su verdugo cuando Lumbreras trató desesperadamente de defenderse del ataque de aquél.

El resto de los hallazgos de ADN carecen de relevancia criminal, o bien porque eran de la víctima solo, o porque pertenecían a sus inquilinos, o bien porque los dejaron otros hombres que nada tienen que ver con el homicidio del líder de Lambda, cuyo asesinato generó una gran oleada de indignación en València y en el resto de España, ya que era una persona muy querida y conocida en todo el país desde hacía décadas.


Teresa Domínguez

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